LA CAJA NEGRA
Para nacer cerramos los ojos.
Para morir los abrimos tanto.
que la última clemencia debida a un muerto
es clausurar las puertas por donde se hizo imagen el mundo,
poner punto final a lo que tejió su mirada
--maraña, urdimbre--,
remachar con un clic esa caja negra
en que se van con él sus visiones.
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